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SAPIENCIA

Es una instalación humana en movimiento de cuerpos unidos o entretejidos a través de sus cabellos o cabezas, cubiertas completamente por una máscara de lana (cabello de animal) que se extiende en el espacio, formando un entramado colectivo. Esta masa humana, interconectada, va girando lentamente, casi imperceptible, realizando movimientos que construyen diversos paisajes humanos.

El cabello: como metáfora y constatación del paso del tiempo y la historia, como poseedor de memorias e información, como manifestación física de nuestros pensamientos y una extensión de nosotros mismos. Asociado también a nuestro lado animal, a lo que se aleja del “humano civilizado”, lo “colonizado”, lo “occidental”. Junto con las secreciones y excreciones que expulsa el cuerpo, está el pelo, como símbolos de abyección, de animalidad y rechazo, lo que debe ser desechado o abyectado para pertenecer a la categoría de “más humano” o  lo “civilizado”. 

 

La lana: como una extensión de la piel humana y la escritura de su memoria, como registro cultural arcaico, como hilo de Ariadna o hebra que nos conecta con una sabiduría ancestral.

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MINOTAURA

"Minotaura” es una performance y experimento sonoro que entrelaza lo arcaico y lo mítico, con lo técnico y lo trans género.  Un cuerpo hibrido que seduce por su cercanía a aquello que aún permanece en el ser humano: un terreno subterráneo y obscuro que conecta con la naturaleza animal, lo indómito y lo abyecto. Nace a partir de la necesidad de apoderarse o empoderarse en aquel arquetipo masculino del animal “Toro”  como un viaje chamánico e iniciático que rompe los límites del género  y encuentra una “bestialidad” donde víctima y victimario son uno.

En equilibrio precario sobre altos zapatos de taco, con la visión negada y vestida con prendas hiper sexualizadas, “Minotaura” es culpable de un crimen y es también objeto de sacrificio, un monstruo expuesto para ser visto y diseccionado por la mirada en un ritual envolvente que repele, inquieta, atrae y excita.

 

En completa oscuridad, dentro de esta cavidad o cueva- cabeza de toro, la “performer Minotaura”  transita por el laberinto obscuro del inconsciente, donde el cuerpo es archivo y contenedor de una memoria arcaica y gutural, un territorio salvaje, un paisaje donde todo es blasfemia y herejía

La performer Ana Barros “Minotaura”, se une al músico Juan Pablo Cacciuttolo para amplificar este mundo interno y volcarlo hacia el exterior en un espacio “reversible”.


A través de micrófonos instalados dentro de la cabeza, se amplifican y distorsionan las respiraciones, gemidos, gruñidos y mugidos de esta bestia. En tiempo real, se van componiendo y explorando las posibilidades performativas del ruido y la voz,  una atmósfera sonora que nos transporta a lo arcaico. Minotaura se expone o es “Servida” sobre una mesa rectangular de madera antigua, este espacio reducido en el que la performance ocurre, podría ser el plinto que sostiene una escultura o una prisión laberíntica. Esta mesa también se encuentra amplificada  por micrófonos de contacto, para darle voz al el espacio en el que transita, como si también pudiera hablar, llorar y crujir. Ambos elementos van construyendo una sonoridad laberíntica y obscura, delicada y monstruosa.

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